Poner en práctica las habilidades sociales mejora la convivencia entre los seres humanos. Los niños que no practican la defensa de los derechos propios o la transmisión de lo que desean no aprenderán a reflexionar sobre sus propios intereses y podrán convertirse en personas sumisas, mientras que los niños que hayan desarrollado sus habilidades sociales tendrán beneficios a largo plazo.
Niños y adultos necesitamos mantener a la vez la autonomía y la vinculación. Ambas cosas son necesarias para las relaciones amorosas, la amistad, la colaboración, la vida social, en suma. Las relaciones más perfectas y duraderas son las que aciertan a mantener ambas cosas.
La AUTONOMÍA, mediante la educación de la voluntad, las virtudes de la acción, la seguridad en uno mismo, los comportamientos asertivos. La VINCULACIÓN SOCIAL, fomentando las habilidades sociales, los sentimientos sociales (empatía, compasión, cooperación, amistad, solidaridad), las conductas prosociales (ayuda, cuidado) y, por último, y ya desde el punto de vista moral, la búsqueda de la justicia.
Hay niños que tienen grandes dificultades para hacer amigos. Puede ser por muchas razones, que conviene averiguar. Hay niños temperamentalmente poco sociables, otros son sociables pero introvertidos, otros tímidos, otros agresivos. El niño necesita tener buenas relaciones con sus iguales y más aún el adolescente.
A veces, lo único que les sucede a nuestros hijos es que carecen de habilidades sociales, como las siguientes:
1.-Empezar, mantener y abandonar una conversación
La habilidad para conversar incluye otras habilidades: iniciar una conversación, mantenerla y finalizarla. Por lo tanto, el niño tiene una tarea importante por delante: presentarse y saludar, poner en marcha una conversación o saber unirse a la que ya se está dando, y por último saber retirarse de la misma. Es todo un arte saber dar todos estos pasos de modo que uno se sienta bien con su actuación y consiga hacer sentir bien a los demás.
Ejemplos de situaciones en las que podemos enseñar al niño a participar en una conversación de forma eficaz:
- El niño ve a unos compañeros en la cola del comedor y quiere unirse a ellos. Un niño con pocas habilidades de conversación podría dar una respuesta agresiva (imponiendo su presencia a los otros niños y hablando de lo que él quiere) o sumisa (no interviniendo en la conversación y quedándose a un lado). Pero un niño con buenas habilidades de conversación podría hacer cosas como presentarse, expresar que se alegra de verles y preguntar si puede incorporarse al grupo.
- El niño ve en clase a unos amigos que están hablando de una película que a él no le gustó. Un niño con pocas habilidades de conversación podría no intervenir por miedo a que su opinión no fuera aceptada y quedarse a un lado (respuesta sumisa), podría llegar imponiendo su criterio y hablando de lo mala que era la película sin importar lo que opinaran los otros niños (respuesta agresiva) o podría acercarse, preguntar si podía unirse y expresar su opinión libremente sin ofender a los niños que sí les había gustado (respuesta habilidosa socialmente).
2.-Habilidades no verbales
Hay niños que son muy buenos conversadores, utilizan muy bien el lenguaje para comunicarse, pero que sin embargo les cuesta mucho acompañarlo de señales no verbales (gestos, movimientos del cuerpo…) para ser más eficaces en lo que quieren decir. Pueden expresar muy bien la alegría, por ejemplo, pero no acompañarla de gestos que sean congruentes con esa emoción por lo que la comunicación se hace más difícil. Sabemos que una incongruencia entre el contenido verbal del mensaje y el no verbal da lugar a malentendidos, equivocaciones… Son niños que tienen más conflictos porque dan lugar a errores en su comunicación.
Ejemplos de situaciones en las que podemos enseñar al niño comunicación no verbal:
- El niño recibe un regalo de sus abuelos que le gusta mucho. Un niño con pocas habilidades de comunicación no verbal daría las gracias pero no mostraría ningún gesto de alegría (no abriría mucho los ojos al verlo, no sonreiría…); sin embargo, un niño con buenas habilidades no verbales abrazaría a sus abuelos y gestualmente indicaría lo contento que está.
- El niño se entera de que a un amigo le ha pasado algo malo y quiere decirle que lo siente. Un niño con pocas habilidades no verbales no mostraría un gesto serio, no miraría a los ojos y no haría ninguna señal de cariño con el rostro.
3.-Cumplidos
Muchos pueden pensar que esta habilidad no es una habilidad social básica, sin embargo, es una habilidad muy útil para que los niños consigan que otros se sientan bien en su presencia.
Los cumplidos tienen dos caras: darlos y recibirlos. Hay niños que toleran mal que les hagan un cumplido, se ponen colorados y les entra mucha vergüenza o bien se enfadan. A otros, sin embargo, les cuesta mucho decir algo bonito a otra persona y refuerzan poco a los que le rodean.
Ejemplos de situaciones en las que podemos enseñar al niño a dar y a recibir cumplidos:
- El niño observa el dibujo de un amigo y le parece muy bueno. Un niño con pocas habilidades para hacer cumplidos no diría nada, simplemente se quedaría mirando y se iría, o incluso si el otro niño le decía que por qué miraba podría responder a la defensiva diciendo que “¡nada!” de forma brusca. Sin embargo, un niño con habilidad para hacer cumplidos se acercaría y le haría saber que le gusta mucho el dibujo que ha hecho con lo que se produciría una interacción positiva.
- El niño está haciendo una máscara de papel para la fiesta de los disfraces y se acerca otro niño y le dice lo bonita que es. Si el niño tiene pocas habilidades para recibir cumplidos puede que se ponga a la defensiva y le diga algo así como “¡Pues no te la voy a dejar!” o que se quede callado y siga haciéndola. El niño que sabe recibir cumplidos levantará la cara, sonreirá y dirá algo como “¡Gracias! ¿Me ayudas a terminarla?”.
4.-Interacciones en grupo
Hay muchas situaciones en las cuales el niño tiene que interactuar con varios iguales en una misma conversación. Podemos encontrarnos con un niño muy habilidoso cuando se trata de relacionarse con un solo niño pero que, en estas situaciones donde hay varios a su alrededor, presenta claras deficiencias.
Cuando el niño se enfrenta a una conversación en grupo se enfrenta también a un mayor número de reglas. Formar parte de la conversación pero sin monopolizarla, hacer contribuciones pertinentes, mantener el interés de los demás… Son muchas las habilidades específicas que el niño tiene que poner en marcha.
También son muchas las situaciones en las que se ve forzado a aplicar estas habilidades: juegos diarios, deportes, actividades extraescolares…
Ejemplos de situaciones en las que podéis ayudar al niño a desarrollar habilidades para interactuar en grupo:
- El niño tiene que organizar con sus compañeros una actividad que les han mandado en clase. Los niños con problemas para relacionarse en grupo se dirigirían solamente a un miembro del grupo, ignorando al resto; también, podrían no decir nada porque se sintieran abrumados por el grupo. El niño competente en esta área se relacionaría con todos los miembros del grupo, sin imponer sus ideas sino intentando llegar a un consenso y escuchando a todo el grupo. También intentaría no monopolizar la conversación.
- El niño está en una fiesta de cumpleaños con varios amigos y tienen que decidir qué película de dibujos quieren ver. El niño con pocas habilidades para relacionarse en grupo no diría nada por miedo a que a los otros no les gustara la película que él quiere proponer, o se lo diría sólo a uno, o gritaría el nombre de la película sin cerciorarse de que los demás le escuchan etc. Sin embargo, el niño competente en esta área intentaría captar la atención de los demás niños y sin monopolizar la conversación les comunicaría la película que a él le gusta e intentaría dar razones por las que le parece que es una buena idea.